4 de junio de 2011

Venganza


Découvrez la playlist New playlist avec The New World Renaissance Band


Gertrudis estaba sentada al piano, jugueteaba desganadamente mientras miraba a Violeta moverse de un lado a otro sin parar, le parecía incluso que ésta estaba haciendo algo.


Sorpresivamente aporreó el sector grave de un puñetazo y cerró la tapa del piano. Dio  un giro de trecientos sesenta grados en el taburete y le espetó :


-Es la trama palaciega otra vez, ¿no es así?


Violeta rió histéricamente y dando pequeños saltos infantiles le respondió que si.


Mostrando desaprobación Gertrudis se puso en pie súbitamente.


-¿Para qué?, ¿cuál es el fin?, tu lo dejaste a él, y de todas formas, ¡ya ni te interesa!.


-¡Cierto! Pero así son las cosas, ella tuvo la oportunidad de no hacer aquello, y sin embargo, lo  hizo, fue un golpe bajo, recuerdo que no dormí una noche por su culpa. 


-No, no es verdad, la odias porque es vulgar, fea y sin embargo él cuando lo dejaste, corrió a sus brazos simplemente porque es idiota.


-Jajajajajajaja, ¡Es verdad!


Se hizo un silencio, pero no duró, nada dura demasiado, ni siquiera el misterio.


-¿Pero se han dejado?


-¡Qué va! No lo creo, tampoco  importa, eso no es lo importante aquí.


-¿No? ¿Y entonces?


Vio como su amiga, sin responderle, desaparecía por la puerta del salón. Miró por la ventana, la misma ventana que creía recordar estaba gris aquel día que su amiga había decidido dejar al pobre imbécil al que ahora estaba planeando machacar una vez más, estaba hoy verde, llenos los árboles de hojas jóvenes que danzaban por el suave aire primaveral. Casi no la oyó regresar y fue   sorprendida en plena ensoñación.


--Las intrigas palaciegas son así, no es tanto el fin, no hay un premio definido, es el placer de la intriga, lo que tiene su encanto, el no saber. Y siempre, siempre, manteniendo las formas. La estética de la acción, siempre buscando la belleza.


-¡Eres cruel! 


Violeta, entrecerró sus negras pestañas y frunció el ceño a la vez que apretaba la mandíbula con rencor.


-Eso es lo que merecen, ambos. 


-¿Pero por qué? ¿Qué han hecho quitando el ser tan feos? Comprendo que la estética sea tan importante para ti...pero me resulta excesivo...


Roja de furia, Violeta, empuñó su flauta como si fuera un cetro y le gritó:


- ¿Qué han hecho dices? Pues te diré que han hecho, se han fotografiado con una edición cara del  Kamasutra  haciendo gestos obscenos, parecían tenerlo en sus manos como si este estuviera maniatado y con sus piernas abiertas, han agotado mi paciencia, se han burlado de mi en mi propia cara, con su fealdad y su ignorancia, han profanado el sexo,  del sexo uno no se mofa, uno lo practica con un sagrado respeto. El habrá  ya olvidado todo lo que le enseñé a estas alturas. Eros lo habrá abandonado hace rato.
Si, Venus estaba muy enfadada, y con razón, ¿a quién se le ocurre hacerse una fotografía con una edición cara del Kamasutra haciendo gestos obscenos, sosteniéndolo y haciéndolo permanecer maniatado y de piernas abiertas ante la cámara? Gertrudis intuyó que había algo más, que no era solo la fealdad de los personajes y la de sus actos lo que habían irritado la ira divina y con cierto temor volvió a preguntar:


-Y ahora, ¿qué pasará?


-Eso no puede saberse, pero es la duda la que tiene ahora mismo la palabra. Ella seguramente tiene miedo, y él no sabe, no está seguro de nada. Condenados ambos por su propia tontería. 


-¿Y tu?  


-¿Yo? Nada, no toco nada aquí, me he enamorado de otro que aun no sabe amar. Como siempre, pero esta es otra historia, la mía, y te recuerdo que tu, eres solamente una mancha de humedad en la pared.


Tuvo que asentir una vez más y reabsorberse y desaparecer. 


Ella temía, él dudaba, una vez más. Ese era el castigo. Ella por no haber temido antes, él,  por no haber tenido cojones. 
Así resultan las cosas  cuando Venus se enfada.


 Y la que transcribe, gracias al   susurro al oído  de vaya uno a saber qué espíritu desconocido de la noche, y que no cree en los dioses, y por lo tanto no puede temerles, le sugiere al lector que se inicie en las prácticas amatorias con entrega, clandestinidad y siempre buscando la belleza del acto.



































No hay comentarios:

Publicar un comentario