25 de julio de 2011

Sensaciones

Cada vez más, pienso que una cosa es el personaje, y otra muy distinta es la persona. Lo pienso sobre mi, claro está. Como soy multifacética, más que un personaje tengo varios, pero persona, soy una sola. Y es curioso, porque no se corresponde para nada con los personajes en la mayoría de los casos, pero hay veces que si. 
Me siento arrastrada cuando dejo que domine el personaje a poner música de fondo, como si de una puesta teatral se tratara, o de una tertulia con amigos, mas en la intimidad no la encuentro siempre necesaria, en todo caso, me complace, solo eso.
Por momentos creo que hay un único personaje, que se transfigura, que muta, cambia de color como un camaleón, puede ser histriónico, tímido, cómico, seductor, complaciente. Y tantos etcétera.Conozco mucha gente así. 
Tengo la tentación de contar algo sobre alguien que conocí hace un tiempo, que percibió esto casi inmediatamente, pero no lo haré, porque estaría cayendo en mi propia trampa. Mejor hablo de mi, pero de mi realmente, que es una especie de deuda que tengo conmigo misma.
Antes de comenzar, me disculpo, estoy escribiendo esto con absoluto egoísmo. Mi persona, es en verdad mucho menos divertida que los personajes que genera. Sin llegar al aburrimiento, porque claro, la vida, no lo permite.


"Eran aproximadamente las 7.30 de la mañana, ya tenía todo listo, la casa en orden, la maleta, estaba vestida y perfumada para salir. Hacía años que no salía sola de vacaciones, y no me pesa, porque para mi, David, mi hijo, es mi adoración. Sin embargo, esta vez, moví todo para que él estuviera de vacaciones por su lado, y yo, por el mío. Guardo ciertas curiosas costumbres rusas, en especial, las que se refieren a pequeños rituales antes de los viajes. Una, muy especialmente, la cumplo a raja tabla: antes de salir, hay que sentarse sobre la maleta.
Me despedí de mi gato, apagué las luces, y salí. Era la mañana fresca, y como vivo a escasos diez minutos de la estación, fui andando. Sudé. Antes de entrar a la estación, busqué nerviosamente el pasaje y confirmé la hora, como si alguien lo hubiera sacado por mi. 
Sin problemas, abordé y me acomodé. Soy fotofóbica y las luces del vagón me molestaban. Eso, y que no había dormido la noche anterior. 
Me aíslo, puedo estar en un sitio lleno de gente y no oír absolutamente nada, así que abusé de esta extraña facultad. Fijé la mirada en un cartel que iba informándonos de la hora y la temperatura, y me abandoné a las sensaciones. 


El tren se puso en marcha, rumbo a Sevilla, como digo siempre, ciudad de mis amores. Es una de esas ciudades que uno va, y quiere regresar, y aunque pasen años desde que uno la visitó, no solamente no  la olvida, si no que la evoca. Ya había estado allí como refiero, hacía cuatro años, en circunstancias muy distintas y siempre me había apetecido volver, pero lo había evitado. Por qué,¿ por qué siempre evito las cosas que sé que me gustan?. Pues muy simple, con la comida, porque engorda, con  lo  excitante, porque crea adicción, con el hombre , porque enamora, y con la ciudad , porque me quiero ir a vivir a ella.
Supongo que se darán cuenta, lo diferente que es la realidad a la ficción, en mi caso, que es de lo que estamos hablando. No hay nada de aventurero en todo esto que narro, más bien, lo contrario. Claro, porque estoy hablando de mi, que vivo intentando buscar  lo monótono, y lo equilibrado. Para luego, luchar contra eso, y desmarcarme. 
Y volviendo, ahí estaba yo, sentada en el tren, que iba a una velocidad brutal y parecía no moverse, dándome cuenta, que por una vez, rompía con esa rutina de soldado que me autoimpongo. De pronto, me asaltó algo, que no se bien como definir, no fue una idea, una imagen sin forma, una pinchazo en la boca del estómago, como cuando tuve la úlcera, y me faltó el aire, comencé a asfixiarme, me maree, se me taparon los oídos, y cogí el movil y pedí auxilio, a mi manera. Escribí un sms general a cinco de mis amigos:"¿Qué coño voy a hacer  yo a Sevilla?" Las mujeres me respondieron inmediatamente con sendos:"Estas bien","necesitas ayuda", o "por cualquier cosa  aquí estoy". Me aliviaron. Los síntomas, pero no el mal. Ya me había boicoteado a mi misma con la duda. 


El viaje se me hizo corto, posiblemente porque tenía miedo a llegar, no sabía. Santa Justa. Me parecía haber estado ayer, pero me era ajena. Telefonee a mi amigo, que me estaba esperando allí, subí por la cinta, evitando que no me diera nuevamente  un vahído que me hiciera rodar junto con mis bártulos  y me devolviera otra vez al andén. Lo divisé y nos saludamos. Recobré la compostura. Me erguí y me reí, me pareció que estaba haciendo una travesura al ir allí,  y me sobrevino el recuerdo de la primera conversación con este amigo, que había sido por teléfono antes de conocernos personalmente en Madrid. Nos habíamos reído mucho, me había encantado su acento andaluz. 
Cuando estuvimos frente a frente, me abrazó. Nos abrazamos debería decir. Aquí, lo siento, pero debo volver a detenerme, porque llego a una de las cosas que más me perturban: el contacto físico. Me incomoda, si fuera por mi, me echaría para atrás, apartaría a la otra persona de un empujón. No siempre se corresponde  con lo que sienta o piense sobre ella, incluso, podría decir que es inversamente proporcional. 


Cuando escribo, de espaldas a la puerta, sentada en mi cocina, en la oscuridad, y David, tierno, con su manita infantil, roza mi espalda, o mi brazo, siento que me recorre un frío por la espina dorsal, me aterrorizo, y he llegado a gritar de espanto. Lo he asustado y he tenido que reflexionar. Con él he podido revertir la sensación, ahora cuando viene, y me acaricia, le cojo la mano y lo achucho a besos. Con algunas de mis amigas, también he podido. Con Lorena, por ejemplo, a quien quiero como si fuera mi hermana y que sabe abrazar tan bien, cuando me abraza, siento el abrazo real. Y luego, he rodeado con mis brazos  a Coro, que es un ser enternecedor.Y a algunas otras también, y es igualmente enriquecedor. Pero en general, cuando me abrazan, siento que me pongo rígida, y se me hace un vacío en el estómago como si hiciera horas que no ingiero alimentos. 


Y ahí estábamos, en Santa Justa, Sevilla, abrazándonos por un instante, y me invadió la melancolía.No me puse rígida esta vez, pero si noté el  vacío. Luego, en el camino hacia el taxi, me rozó la mejilla, con un gesto que me pareció de ternura  y  que le vi hacer luego con su hermana pequeña y  que lo confirmó, pero debo haberme puesto como una piedra, y no volvió a intentar tocarme en lo que sería mi estancia allí. 


A veces me avergüenza un poco, teniendo semejante sentido del humor y una desmedida afición por el doble sentido, ser tan inocente.Me siento ridícula. Cuando llegamos a su casa, me crucé con uno de sus amigos, que había pernoctado el día anterior a mi llegada, es flautista como yo, y me sentí en casa, aunque nunca antes yo  hubiera estado allí, y me relajé. Mi amigo, me mostró su piso, porque yo iba a quedarme allí sola, mientras él y el flautista se iban a un ensayo. Aquí viene lo que me avergüenza. Comencé a buscar camas con desesperación, y en toda la visita, solo había podido localizar una.Tuve que morderme la lengua para no preguntarle:¿y tu, dónde vas a dormir?Si, me mordí la lengua, literalmente, y me tranquilicé un poco cuando vi que me instalaba una mesa y ponía allí mi maleta. Se fueron. Me quedé sola, me relajé, miré los adornos curiosos que acompañaban a mi amigo en su soltería, me sentí identificada, aunque él es del tipo medieval, y yo soy  más esotérica. Imaginé qué haría allí, vi su estudio, con su piano, y el ordenador desde donde me escribía, llegué a la conclusión que debía de estar muy a gusto solo. 


Fue todo muy divertido, como él y como yo. Los personajes que tenemos, son así. Pero de alguna manera, el echo de dormir en su casa, hacía que yo no pudiera estar impostando el personaje todo el tiempo, así que fue errático mi comportamiento, desde el primer día, y cuando por la noche vi, que  él iba a dormir en el sofá, y que  no tenía nada que temer, me sentí tan bien de estar allí, que si me hubieran dicho que  me tenía que quedar una semana más, me hubiera encantado  la idea.


Me fue  presentando a alguna de sus amistades, a su familia, sus colegas, y una parte de la bella  Sevilla, y la verdad, me sentí feliz. No quiero entretenerlos demasiado, pero creo que cada una de las personas que fui conociendo tienen interés para mi. Seguro que podría escribir cosas sobre ellos, incluso, sin haberlos conocido en absoluto, no se, encuentro en la gente del sur, personalidades muy diversas y marcadas, como los acentos. La personalidad que más me impactó, fue la de la hermana pequeña de mi amigo, una chica muy joven, que está embarazada, es muy desenvuelta y  alegre. Un personaje shakespiriano. Si, eso es, parece robada de "Sueños de una noche de Verano". 


Estaba tan a gusto, y tranquila, porque además, sabía que David ya estaba en Rusia sano y salvo, y había podido hablar con él, y oírle su vocecilla grave diciéndome que estaba divirtiéndose con sus primos, y también había logrado hacer contacto  con Elena que había visitado a mi gato,  que me olvidé que iba a tener que regresar a Madrid el sábado.


Muy bien, ahora, se preguntarán si mi amigo, que dormía en el sofá, que me paseaba por Sevilla, que esperaba a que me levantara por la mañana y por la tarde de la siesta, compartiendo todo su habitat con una  desconocida, no estaría deseando que me fuera. Pues no lo se. No tengo ni idea, no me lo pregunté. 


Solo dormí, y creo que fue el jueves, aunque no puedo asegurarlo, que por la tarde, en la siesta, me desperté con la sensación que algo me había acariciado, y se había metido  un cúmulo de calor por mi espalda.Lamento no poder ser más precisa, pero es que fue algo así, brumoso e incorpóreo. 


Cuando tenía alrededor de trece años, estaba con mi madre en la cola del supermercado, y recuerdo que me dijo:- SONRÍE. Me produjo mucha  angustia, porque me lo dijo de mala manera y en verdad, no me es posible  cuando la luz me ciega, y si es de tubo, mucho peor.Soy fotofóbica, ya lo dije. Me siento morir, y me quedo quietecita, como un reptil. Cuando salimos,  indignada, le pregunté, que por qué tenía que sonreír, dijo algo que fue lo más estúpido que le oí decir a mi madre en toda mi vida: "pues mira, había dos chicos, que te estaban mirando, y uno le decía al otro: si, es preciosa, pero tiene una cara de culo que pasma." Pude reconstruir la escena casi inmediatamente luego de la explicación, recuerdo a los que me estaban mirando, aunque yo no podía oírlos, porque entre otras cosas, me importaba un reverendo bledo sobre lo que podrían haber estado hablando. Hacía mucho que no recordaba esto, he tenido muchos problemas gracias a ese "Sonríe", más que problemas, dolor. No culpo a mi madre, ni a los dos hombres, ni  a mi, por no sonreír, pero aun hoy, me ocasiona problemas. Porque sonrío en momentos en los que debería sacar las uñas, y saco las uñas cuando debería sonreír. 


La última noche,  el día de Venus, el viernes, luego de haber compartido con mi amigo, desayunos, comidas, cenas, copas y Les luthiers por ordenador, risas, confesiones, y algún que otro silencio, le sonreí. Y lo hice realmente, y lo miré, porque hasta ese entonces, creo que ni lo había mirado. Y se que me besó. No es tan fácil revertir años de indefección afectiva y supongo que por eso, el sábado por la mañana, que era cuando yo partía, me retrotraje a mi situación anterior, aferrándome a la  coraza. Más allá de la ficción, puedo sonreír y abrazar a mi hijo de manera sentida. Más allá de la ficción, vuelvo a Sevilla en agosto, para abrazar a ese hombre, exactamente como lo siento.




"Hay veces en que las sensaciones, a demás de buscar y proyectar, hay que sentirlas."

24 de julio de 2011

Ah! Vita Bella

Lo cierto es que Violeta, los domingos se levanta siempre con el estado de ánimo contrario al que podría esperarse. Suele no corresponderse tampoco con el clima, ni con la parte del día, poco importa el sol, poco importa nada. 
Sin llegar al enfado, sin llegar a la desilusión, más parecido a la melancolía o al desamor. Se recluye cada vez con más dificultad, rehuye los encuentros descaradamente, desconectando los teléfonos para luego tener que caer en la mentira recurrente y poco creíble.
Cada vez más deprisa reconoce  el convite a salir de la soledad, pero como tiene un poco de astucia geométrica,  ha aprendido bien lo que son las paralelas. Por esto mismo, presiente cuando al otro le pasa igual. 
Mientras se bebe el café, suena una vez más su teléfono y, aunque desconoce el número, responde. Una vez más alguien viene a Madrid, y por ende a conocerla. "Otra vez", piensa al cortar, "estoy agotada".

Piensa en  Milady, que sin tantos pruritos, se lanza con facilidad y se enamora sin más, y que regresará  a Sevilla sin contemplaciones, sin cuestionarse nada. 
"Pero yo no soy así, no creo en el amor, porque simplemente no creo en los hombres. "


No les cree.  Les escucha escucha atentamente el discurso, los ve desdecirse en los actos, los percibe en el lecho y luego los descarta directamente, sin lágrimas, sin duelos, el planteamiento es el siguiente: "¿Para qué  hacer un duelo, por alguien al que se acaba de desconocer y que lleva muerto tantos años, o mejor dicho, que posiblemente nunca haya nacido". 


Oye los pasos de Milady por las escaleras, que desciende a desayunar en camisón. Se saludan, y de pronto, Milady le dice, presa de una indecible felicidad:


-¡Tengo mi pasaje para Sevilla en agosto!


Violeta, la mira lejana, sorbe el cafe y enciende un cigarro. Se plantea qué es lo más prudente, si callar o hablar. Se da cuenta que las dos cosas no lo son. Pero por una vez, se decanta por hablar, por dar su opinión, la opinión de una mujer pragmática y desalmada, cruel, sádica, y ciclotímica. 


-Sabes Mi, he leído un poema de Lope ayer por la noche y me recordé de ti.


Milady vuelca un poco de café sobre la mesa, conoce a su amiga lo suficiente para saber lo que viene...


-Ah, ¿si? Y qué dice el poema.


-Pues, mira, te lo he apartado para leértelo.


Mientras Violeta revuelve entre un cuaderno  que desborda papelitos, Milady la mira fijamente un poco fastidiada.


Violeta lee:



A mis soledades voy


A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.

No sé qué tiene el aldea
donde vivo y donde muero,
que con venir de mí mismo,
no puedo venir más lejos.

Ni estoy bien ni mal conmigo;
mas dice mi entendimiento
que un hombre que todo es alma
está cautivo en su cuerpo.

Entiendo lo que me basta,
y solamente no entiendo
cómo se sufre a sí mismo
un ignorante soberbio.

De cuantas cosas me cansan,
fácilmente me defiendo;
pero no puedo guardarme
de los peligros de un necio.

Él dirá que yo lo soy,
pero con falso argumento;
que humildad y necedad
no caben en un sujeto.

La diferencia conozco,
porque en él y en mí contemplo
su locura en su arrogancia,
mi humildad en mi desprecio.

O sabe naturaleza
más que supo en este tiempo,
o tantos que nacen sabios
es porque lo dicen ellos.

«Sólo sé que no sé nada»,
dijo un filósofo, haciendo
la cuenta con su humildad,
adonde lo más es menos.

No me precio de entendido,
de desdichado me precio;
que los que no son dichosos,
¿cómo pueden ser discretos?

No puede durar el mundo,
porque dicen, y lo creo,
que suena a vidrio quebrado
y que ha de romperse presto.

Señales son del juicio
ver que todos le perdemos,
unos por carta de más,
otros por carta de menos.

Dijeron que antiguamente
se fue la verdad al cielo;
tal la pusieron los hombres,
que desde entonces no ha vuelto.

En dos edades vivimos
los propios y los ajenos:
la de plata los estraños,
y la de cobre los nuestros.

¿A quién no dará cuidado,
si es español verdadero,
ver los hombres a lo antiguo
y el valor a lo moderno?

Todos andan bien vestidos,
y quéjanse de los precios,
de medio arriba romanos,
de medio abajo romeros.

Dijo Dios que comería
su pan el hombre primero
en el sudor de su cara
por quebrar su mandamiento;

y algunos, inobedientes
a la vergüenza y al miedo,
con las prendas de su honor
han trocado los efectos.

Virtud y filosofía
peregrinan como ciegos;
el uno se lleva al otro,
llorando van y pidiendo.

Dos polos tiene la tierra,
universal movimiento,
la mejor vida el favor,
la mejor sangre el dinero.

Oigo tañer las campanas,
y no me espanto, aunque puedo,
que en lugar de tantas cruces
haya tantos hombres muertos.

Mirando estoy los sepulcros,
cuyos mármoles eternos
están diciendo sin lengua
que no lo fueron sus dueños.

¡Oh, bien haya quien los hizo!
Porque solamente en ellos
de los poderosos grandes
se vengaron los pequeños.

Fea pintan a la envidia;
yo confieso que la tengo
de unos hombres que no saben
quién vive pared en medio.

Sin libros y sin papeles,
sin tratos, cuentas ni cuentos,
cuando quieren escribir,
piden prestado el tintero.

Sin ser pobres ni ser ricos,
tienen chimenea y huerto;
no los despiertan cuidados,
ni pretensiones ni pleitos;

ni murmuraron del grande,
ni ofendieron al pequeño;
nunca, como yo, firmaron
parabién, ni Pascuas dieron.

Con esta envidia que digo,
y lo que paso en silencio,
a mis soledades voy,
de mis soledades vengo.



Milady que no fuma, coge un cigarro y lo enciende torpemente. No ha entendido absolutamente nada. Se esperaba un soneto sobre el amor, o algo así. Pero Milady no es estúpida, porque es mujer, e intuye  que Violeta le dice todo esto porque lo cree. Aun así se ofusca y grita:

-¿Y qué quieres que haga entonces, que no cumpla mi promesa, que no regrese a Sevilla, qué cancele mi viaje y me quede aquí?

-En absoluto, lo único que te digo es que estás sola, porque  éste,  como todos, está muerto. Él mismo, de su boca te ha dicho que es egoísta, y esa es la pura verdad. Y no lo dijo porque te quiera y quiera evitarte el sufrimiento, te lo ha dicho, porque se le escapó. En todo caso, pensó en él mismo, no en ti. Así que creo que si te apetece ir a Sevilla, te vas a Sevilla, pero simplemente porque te apetece, no porque esperes algo que  ni ha habido, ni hay, ni habrá. 

Violeta, vió que por las mejillas de Milady, caía una lágrima, intentó hacer memoria de cuándo había llorado ella por última vez, y no pudo recordarlo. Evitó el: " si fuera yo, no iría, rompería mi promesa, antes que la otra parte no llegue a prometer nada." Desde siempre, las promesas están para romperlas y poder soñar  después con  lo que podría haber sido. 

-¡Lo que pasa es que envidias mi felicidad!

Violeta largó una carcajada.

-¡No seas tonta! En todo caso lo que no quiero ver  es como tu supuesta y repentina  felicidad se torna en desdicha recurrente.

Se hizo el silencio por unos instantes, que Milady quebró:

-Me has arruinado mi ilusión, no tiene caso ahora que vaya, vivimos en el siglo XXI, y tienes razón, el amor galante es una mentira. Voy a cancelar mi viaje esta misma tarde. 

Cogió los pasajes que estaban sobre el piano y los arrojó despiadadamente sobre la mesa, para luego  salir  pronta de la habitación, dejando a Violeta sin derecho a réplica.

¡Qué poco saben los hombres de las mujeres, que creen que con un par de frases empalagosas nos han hecho perder la cabeza,  y que con un par de caricias bien dadas nos han robado el corazón, o el coño!
¡Y qué poco sabemos las mujeres de los hombres, que creemos que piensan en algo!

Una pequeña voz, le susurró  a Violeta al  oído:"Y ahora, ¿qué pasará?" 

Violeta, cogió los billetes con desgana, miró las fechas, los horarios, cerró los ojos, y recordó el último soneto en forma de acróstico, escrito por Sir:


"Cuando acrósticos pones en el verso
una duda me asalta de repente:
Igual quieres retarme, ciertamente,
dejando atrás lo vano y lo perverso

(astucia sumergida en tu universo)
dudando de tu alma y de tu mente;

o puede que prefieras, claramente
vagar en mi interior, siempre disperso.

Incrédulo de mí, caigo en tu trampa
omitiendo la duda con descaro:
Latiendo el corazón que tú sostienes,

encaro el reto, pues. Fijo la estampa.

Termino aquí el soneto sin reparo.
¿Acrósticos querías? Aquí tienes. "


"¡Cuidado Violeta! , me ha alertado, simplemente por equivocación, un acto fallido. Claro, el problema aquí, es que él no ha tomado en cuenta, que a algunas mujeres, lo que nos mueve, es la venganza."

Dejó  la taza de café sobre la mesa, ni se molestó en retirar los escombros de ceniza, y guardando los pasajes en su cuaderno   con las rimas de Lope, con el pequeño volumen en su mano, decidida a ir  a Sevilla en  lugar de su romántica amiga,  Violeta, descubrió alegremente su domingo.


21 de julio de 2011

Puzzle






Por nombres

Sir -  Milady, a mi me dicen Sir  y puedes  llamarme así. 








En lo penoso de estar enamorado


"¡Qué verdadero dolor,
y qué apurado sufrir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!"



Milady: Sir, he percibido una cierta melancolía en lo de Satie, un beso.




Sir: Cierto, Milady.  Encuentro en la obra de este hombre cierto...


¿cómo decirlo...? "descanso del guerrero" o algo así. Me refugio


 en él, en Granados, en Chopin... Pero no confundamos


 melancolía con tristeza. Para nada. Por contra, suben ese punto 


de "felicidad compartida". Creo que sabes de qué hablo. 




Y un placer, Milady. Ahora con nombre propio.  




Milady: Un placer para mi también, Sir.




"¡Qué cuidados a millares!
¡Qué encuentros de pareceres!
¡Qué limitados placeres,
y qué colmados pesares!"



Milady: Ay!!! Recién he visto lo que me has enviado.¡¡¡¡¡¡¡Gracias!!!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡Qué emoción!!!!!!!!!!!






Sir:Amo la música en estado puro. Amo la noche en el mismo


 estado. Y amo a la mujer que no esté en estado (o que no se le 


 note). Ea,  Pues ya nos conocemos un poco más.


Olga decir que tienes tu casa en Sevilla para lo que gustes. Un 

beso.


Milady: Gracias por lo de la casa, muy generoso de tu parte. Lo 

mismo te ofrezco en Madrid.(Conozco Sevilla, es una ciudad que 

me encanta) Que estés bien.


"¡Que amor y qué desamor!
¡Qué ofensas, qué resistir!
¡Qué mentiroso vivir,
qué puro morir de amor!"


Culebrón...

Milady: Hace un tiempo he tenido un problema con mi actual 

pareja, un franchute, como no rectifique, será decapitado con una 

guillotina de playmobil...jajaja


Sir:A ver qué pasa en el siguiente episodio. ¡¡Ya estoy 

entretenido!! Si es que... me ilusiono con cualquier cosilla (sin 

menospreciar a nadie, por supuesto).  *(1 )


Milady: Si es que para ser Carmen no se necesita ningún Bizet...


Sir:Buena frase. Me la apunto. Y fuera de tema: Deseando estoy 

de ver una buena versión de Carmen. Este año me he tragado (y 

con placer) "Cyrano" y "La Traviatta" y me dejaron un buen 

gusto ambas. Ojalá la traigan este año al Maestranza.



"¡Qué admitidos devaneos!
¡Qué amados desabrimientos!
¡Qué atrevidos pensamientos
y qué cobardes deseos!"

Sir: Me gusta tu sentido del humor. Muy "Leluthierano".

Milady:Ay!  Sir ,es que mi sentido del humor ha sido siempre mi 

salvación!!! Así es que somos inseparables...


Sir: Ya sabes: "El ser humano debería ser capaz de diferenciar 

dos cosas: El sentido del humor."


Luego se cortó la comunicación, y Milady guillotinó al francés, 

y  un buen día...



Sir: En breve (no sé si el fin de semana que viene o el otro) voy a 

Madrid.

Milady: ¡Qué Bien!¿Tienes donde quedarte? Si no, aquí nos  

arreglamos.De paso te contagio la gripe (es broma) besos .


Sir: En principio, si. Chiquilla ¿te puedes creer que me hace tela 

de ilusión conocerte?

Milady: A mi también, ahora tengo que dejarte porque estoy 

haciendo una limpieza general, acabo de echar a la basura a un 

par de amantes, ex amantes, potenciales amantes y demás 

indecisos, que ocupan mucho espacio y afean el paisaje...por si 

desconoces la nueva acepción aceptada por la RAE, amante  : 

dícese del hombre que ni sabe, ni quiere, ni puede, amar(te)... 


Sir:A veces la vida se nos llena de "trastos" de los que hay que 

desprenderse. Son un lacre y no se puede avanzar con peso. 


Mucho inútil hay por ahí. 


Pdt. No creo que sea tan difícil amarte; lo que hay es mucho 

torpe.

Beso grande para ti.



"¡Qué adorado disfavor!
¡Qué enmudecido sufrir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!"

Milady y Sir  se conocieron en  persona finalmente. Y pasaron una velada muy amena y se despidieron al cabo de dos o tres  horas de conversar cara a cara, sin fecha para volver a verse.Pero con la promesa de ella de ir de visita a Sevilla y con la renovada invitación de él. 

"¡Qué negociados engaños
y qué forzosos tormentos!
¡Qué aborrecidos alientos
y qué apetecidos daños!"

Un mes y medio después...

Sir:  Milady,no te lo tengo ni que decir : vente cuando quieras. En 

serio. 


Milady: En cuanto solucione un  tema,  te llamo y me voy un finde 

para allí, ¡que me apetece verte(iré sola) ! ¡Besos!

Sir: Tu sola presencia es una fiesta. Acompañada o en solitario. 

Sola, no estarás mientras me quede aliento. 

Lo sepas.



Milady:¡Tomando nota! (Tomó nota)

Sir:Pues que lo sepas. Y ahora, en serio: poca gente hay tan 

interesante, con humor, comprometida y leída como la que conocí 

en tu casa. A esas personas las conservo como oro en paño. 

Ea. Y más cosas que habré de decirte en persona por tener más 

caracteres por escribir. (Ay que ver, lo bien que se me dan las 

letras... leshe)

(Milady admiraba mucho a Sir, pero se lo decía de manera austera)


"¡Y qué esfuerzo y qué temor!
¡Qué no ver, qué prevenir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!"

El viaje a Sevilla se iba postergando una y otra y otra vez.El le regalaba canciones y ella a él también. Ella le contaba sus fracasos desamorosos y él la escuchaba como si fuera el Dalai Lama. 


"¡Qué enredos, ansias, asaltos,
y qué conformes contrarios!
¡Qué cuerdos, qué temerarios!
¡Qué vida de sobresaltos!"

Y cuando todo parecía indicar que finalmente ella cumpliría su promesa, se enfermó seriamente y se retrasó el viaje un mes más.
Y ya estoy terminando el puzzle, me quedan muy pocas piezas sueltas, pero todas parecen iguales, en un momento las conseguiré unir...Que angustia, son  todas pequeñas piezas con pequeñas frases recortadas...

Sir: Quilla... vente ya un día ¿no?
           Has de plantar un poco.
           No busques.
           Hace tiempo que dejé de buscar...
           ...y sabes?
           ....cuando menos lo esperas...
           ...encuentras a gente fantástica
           Te sorprende y dices...
           "...por esto sigo creyendo en la humanidad...
           ...y casi que en todo".
          Y me refiero a que...
           ...hace aproximadamente un año...
          ...conocí a una persona...
           ...que me presento "virtualmente"...
           ...a otra que me encandiló
           La llamaban...
            Milady
           Así que...
                 ...moraleja:
                No busques más.
                 




Milady se mejoró y se fue a Sevilla.Lo demás se puede contar en "Dos Palabras".


"Y que no hay muerte mayor
que el tenerla y no morir.
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!

Quevedo, Tu y Yo.
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*(1)Nota  del recopilador: ya con anterioridad habíamos  

observado  que Milady era una raposa y Sir, un cáprido.

Milady se acomodó en el tren que la traía de regreso a Madrid, casi no se había despedido de Sir, o al menos lo sentía así. Envió un escueto sms confirmando que regresaría en septiembre  y apagó el móvil. Cuando el tren comenzó a moverse, sintió aquella olvidada presión en la garganta, y apretó la mandíbula. Respiró profundo y volvió a mirar para otro lado. 
Que no los engañe ni por un momento una gran cantidad de letritas tipeadas de manera más o menos consonantes entre si.  Milady, como muchas, muchas otras,  es un ser  muy romántico, zorra o elfa, todo depende de la escenografía,  del coprotagonista, tanto como  la escena a jugar. Al fin y al cabo, creo que fue Góngora, el que escribió una frase que me parece entender que viene al caso:"Serénense tus ojos, y más perlas no des, porque al sol le está mal lo que a la aurora bien."

Voy a enmarcar inmediatamente el puzzle, no sea cosa que Quevedo y Góngora, cuando termine de escribir esto y me vaya, se queden a solas,  comiencen una vez más  a darse puntapiés,  y me lo desarmen otra vez...¡ Con lo que me ha costado  encajar  todas las piezas!