21 de mayo de 2011



-Por ahí debería haberte escuchado, no se,  pero es que tu, la verdad, siempre estás sacando conclusiones aceleradas, no tomas en cuenta factores externos, todas las  teorías que enuncias  flaquean y solo tienen de cimiento tus ideas divagantes. Aunque creo que esta vez tenías algo de razón, no me convenía.-


Se miraron. Él, encendió un cigarro desganadamente.


-Nunca utilicé el verbo convenir.-


Era verdad, no lo había utilizado, había utilizado toda la cartilla, pero ese justamente no. Seguramente ella lo había utilizado en sus reflexiones de cocina. Las cocinas deberían ser espacios luminosos, porque es un sitio donde reflexionamos mucho, y si son oscuros, siempre está la posibilidad que nos confundamos con mucha facilidad. 


-Es cierto, por ahí no usaste el verbo convenir.  Pero digamos que la síntesis era esa. Me sembraste la duda sobre la historia, me dijiste que no podía ser que un hombre tuviera sentimientos tan profundos por una mujer que había visto solamente un par de veces en su vida, con la que hablaba desde hacía dos meses tan solo.- 


-Y lo sigo sosteniendo ahora mismo, lo que me contabas no tenía ni pies ni cabeza, primero te contacta él a ti, tu lo evitas, pero él, de alguna forma se te hace imprescindible , y entonces,  pasan prácticamente quince días juntos sin verse físicamente . Te seduce, y cuando están por conocerse, te advierte. Y tu, que ya estás en la dinámica de la entrega, no escuchas la advertencia, la omites. Porque... ¿Fue claro, no? El te dijo que no sabía si iba a poder. Que en general no podía. ¿Ésto es así o no?-


-Si, Martin, si...-


-Aun así, te embarcaste, como haces siempre, y fuiste a su encuentro. ¡No entiendo la razón!-


-¿Cómo que no entiendes? Ya te lo dije, percibía cierta tensión sexual, a la vez que ternura,  y eso me provocaba mucha curiosidad, tenía que conocerlo,  era una mezcla muy seductora, una especie de invitación.-


- ¿Tensión sexual por teléfono? Vamos a ver,  me dabas plantón para escuchar una voz que te producía cierta tensión sexual...en todo caso, tu te imaginabas que le producías al otro tensión sexual, simplemente porque me venías evitando durante dos semanas y querías conocer a otro nuevo, no fuera a ser cosa que en dos meses de relación, más o menos estable, se te olvidara el arte de la caza.-


- No te pongas melodramático, por favor, esto es algo muy serio. Ya te dije cuando te llamé que estaba hecha polvo.-


Le sonrió, y se dio cuenta que las lucecitas de colores con  forma de mariposas  tras él, estaban apagadas. 


-Vale, tienes razón, estoy ridiculizando todo, pero es que hasta ahí todo podría haber quedado en un episodio más de esos que decides vivir para luego poder escribirlo, y sin embargo, continuaste, hasta llegar al fondo, eso es lo que me desquicia, esa necesidad de hundirte en la mierda para ver qué más hay, si ya lo sabes, vienes hundiéndote en la mierda una y otra vez desde que nos conocemos, y antes también.-


Hay cosas que no tienen explicación, y esas, muchas veces, son las mejores para contar, podría ser  porque no hay nada detrás, o no existen siquiera, pero el que las lee puede llegar a sacar tantas conclusiones erróneas que harían, que la historia de algo que nunca existió, pudiera concebirse como posible.


-Ya, pero no sentí que me estuviera hundiendo en la mierda esta vez, era más que nada la desorientación que me provocaba la situación lo que me hizo dar un paso más.-


-¡NO! No cambies las cosas, conociste al tío y fue un error, no pudo o no quiso o lo que sea y te rechazó cuarenta y ocho horas después.-


-No cambio nada, y no me parece que haya sido un error, simplemente había un amplia gama de posibilidades y lo que pasó era una de todas ellas y nada más.-


-Estamos de acuerdo entonces. Y nada más, y ahí debería haber sido el final, nada de conversaciones telefónicas otra vez, ni encuentros, ni nada. El se retiraba y tu, deberías haber desaparecido, completamente. Me tienes a mi, por ejemplo.-


Ella recordó a un amigo, que hacía un año, había sufrido un accidente de bicicleta, lo tuvieron que operar de un brazo, y tuvo suerte, porque podría haberse quebrado el cuello, es el precio que a veces uno paga, cuando   en una pendiente en descenso se siente la necesidad   de cerrar los ojos y poder  sentir que  el aire fresco nos  da  en la cara, sin estar aferrado a la bici, ni con las manos, ni con los pies...


-Yo no tengo a nadie.-


Llegado este punto, el diálogo ya  no era posible. Y como todo, tiene su declive, aunque a veces, uno se aferra y continúa, y se tergiversan las cosas. 


-No deberías haberlo llamado más, ni haberle cogido el teléfono, eso hubiera sido lo más sano. En cambio, y no se muy bien de quien surgió el nuevo canal de comunicación, se replantearon nuevos roles y la cosa continua de manera irregular y enfermiza.¿ De quien de los dos surgió la idea absurda de que tu eras su hija y él tu padre? -


-Fue mía, pero basándome en alguna de sus insinuaciones.-


-¿Ves lo qué te digo?¿No percibes la enfermedad?¿Lo retorcido de la situación? Este tipo, ni es tu padre, ni tu eres su hija, y en dos meses no creo que nadie pueda sentir ese tipo de amor  con tan solo 13 años de diferencia. Hay otra cosa, y no se qué es, porque ni tu quieres quitarle nada material, ni él a ti por ejemplo, y aunque la atracción  sexual, a la  que le das tanta importancia parezca no ser un motivo en este caso, yo soy el primero en ponerlo en duda. Has vivido más de treinta años sin necesitar una figura paterna, o al menos, no parecías necesitarlo, no, permite que lo dude.-


Por supuesto, siempre hay que dudar, todo el tiempo. Sabemos que vamos a morir, pero en general, no sabemos cuando, y hasta el último instante, vivimos como si fuéramos inmortales, o muertos en vida, o ni nos lo planteamos, para poder seguir. 


-¿Y qué vas a hacer ahora?-


-No lo se, todo debería seguir igual, nada cambia nada.-


Una brisa fría, desubicada en primavera, la hizo estremecerse y él, la abrazó.  


-¿Por qué no traes tu chal?-


-Lo he olvidado arriba, en mi cama,¿ me lo puedes bajar?-


Subió los peldaños de las escaleras de dos en dos, como tenía por costumbre, y abrió la puerta de la habitación, estaba sobre la cama, y el chal de seda le cubría la cara, sosteniéndose con las tijeras incrustadas aun  en su garganta. 





"Cuando se quiere dar amor, hay un riesgo: el de recibirlo."Molière 




"Después del amor, lo más dulce es el odio." Longfellow
"A las palabras de amor les sienta bien un poquito de exageración."
                     Machado

  

     







                                                                                                               


                                                                                                                          

16 de mayo de 2011

FLOR TORNASOL






El lunes es un día con un encanto particular. Por eso ella siempre se viste de arlequín. Pero al abrir la puerta se quita la máscara, tampoco quiere atemorizar a nadie, aunque más de una vez se ha preguntado, por qué dan más miedo las máscaras, que los medios triángulos de varios colores. 


Javi está tan acostumbrado, que ya ni la mira. El vendría trajeado también, pero es muy incómodo para llegar en bicicleta.


No más entrar, se disculpa. Es un ritual. Existen varios entre ellos, pero hoy, el tema es María.  
"María está bien, afortunadamente, comienza a abandonar el auto-engaño." Colombina ríe  a carcajadas, coge su flauta, y toca una sucesión de notas burlonas. 
Javi agregó:"Pero para llegar a esto, hemos estado todo el fin de semana discutiendo, así que no esperes nada de mi". El retruque no se hizo esperar : " Yo no espero nada de ti, pero espero mucho de mi, así que lo que tu crees que puedes dar   hoy, no se corresponderá de ninguna manera con lo que yo te de, o te pida, y no puedes saber el resultado."  Quedándose él atónito,  interpeló: "Y tu, ¿estás bien entonces?".
 "Claro que si, estoy estupendamente. Mi vida gira, y gira, y gira...y no dejan de pasarme pequeñas tonterías que parecen suscitarse solo para divertirme". Lo miró de reojo, y al ver que causaba el efecto deseado, continuó: "Este sábado, por ejemplo, a las dos de la madrugada, me llamó por teléfono un amigo, para declararme su amor sexual." Y agregó:" Y ayer, otro amigo, esta vez  de  larga distancia, renovó su propuesta de matrimonio". Al terminar, le dio súbitamente la espalda, haciéndose la desentendida, mientras cambiaba la máscara de lugar, para reforzar el  halo misterioso. 
Entonces Javi, se dispuso a soplar distraídamente, y ella, que no toleraba semejante desatención hacia las tonterías, que son en verdad tan trascendentales, le espetó: "¿Qué te parece?"
"Qué me parece que harás, o qué me parece que deberías hacer?". Era Pierrot el que sonreía ahora, ya que tenía la oportunidad de devolver la chirigota. "No te diré ni lo  que harás, ni lo que deberías, te diré lo que creo. Creo que eres una flor multicolor, tan diversificada y tornasol que irradia luz, centellea, y encandila, y es por esto, que atrae una lluvia de proposiciones de tantos colores diversos, colores predominantes, que a veces se identifican con el pétalo azul, otras con el rojo, simplemente con la verde hoja, y así con toda la gama del arco-iris, una y otra vez. Pero si una flor multicolor, solo dejara que predominara uno solos de sus pétalos, que uno solo fuera alimentado, todos los demás se marchitarían, y entonces, moriría y  ya no irradiaría luz". 
Rompió el melancólico silencio que había poblado el recinto unos instantes tan solo, diciendo con su pequeña voz gutural, ella: "Pero, simplemente, no podría elegir ningún color en especial, porque sería traicionarme a la vez que los  traiciono a todos. Los colores en estado puro son los únicos que puedo ver desde donde estoy, y si los mezclara con los míos, cambiantes, los ensuciaría y ya no serían exactamente como son, y  no podría admirarlos. Solo la promesa, hace que nada muera del todo, y es así como me mantengo realmente viva". Con satisfacción, él agregó:"Yo podría dejarme llevar por tu forma de ver las cosas, por tu manera de amar en libertad, pero tengo el conocimiento,y este  me dice, que los fluidos extraños, tardan siete años en ser realmente eliminados por el cuerpo, y tu, creo que también lo sabes."  
Tal vez el horror debería haber sido la reacción más indicada en este momento, pero estuvo ausente, nadie lo llamó. "Solo hay uno con el que consumo, los fluidos tardarán siete años en volatilizarse, pero nunca hablo con él, y sin embargo, cuando nos vemos, es como si hubiera estado hablando con él todo el tiempo".  
Reinó por una vez el magno acuerdo. Y fuera de contexto, Arlequina, realizó una pirueta de media luna que abarcó todo el salón. Alunizando y girando sobre si misma, para quedar mirando hacia Javi, extendió sus brazos esperando el aplauso invisible. 
"Aunque ahora que lo pienso, mi estigma blanco, presenta unos pétalos, que extraordinaria y furiosamente,  viran  hacia el violeta,  Violeta Magenta..."






"En el majestuoso conjunto de la creación, nada hay que me conmueva tan hondamente, que acaricie mi espíritu y dé vuelo desusado a mi fantasía como la luz apacible y desmayada de la luna."
          Gustavo Adolfo Bécquer
















13 de mayo de 2011

Creo que tu no
Yo no
Eso se sabe
No se puede explicar
Eso es lo que quieres oír
Nunca más
Tampoco
Menos
Te equivocas
¿Realmente lo crees?
No es eso
No es
No

9 de mayo de 2011

Via con me...final anotado.

 Y me voy, sin mirar atrás, completamente enamorada de ti...


*de aquel otro, al que no nombro jamás...

7 de mayo de 2011

Las ilusiones perdidas.











Me tocaba librar un miércoles. El miércoles es un día muy especial, especialmente cuando llega. Y si no hay nada que hacer, uno está sentenciado a pasarlo en borrador. Con hondo pesar me incorporé, salí del espacio  cama, y me arrastré hacia la cocina a beberme el café del día anterior. Me encendí un cigarrillo, mientras me bebía el brebaje negroide, y no pensé nada sobre esto. No pensé nada sobre nada. Es que soy un nihilista, y no me puedo permitir el lujo de pensar en nada de manera demasiado positiva. Hace unos años, cansado de ser un sentimental y que todas las tías me dieran una puñalada tras otra, decidí rodearme de esa oscuridad que  las apasiona. No se si logré  oscuridad, pero un poco de sombra si, y  me bastó porque soy bastante agraciado físicamente.  Recuerdo que compré una gabardina y comencé a fumar, para que cuadrara un poco más con el perfil de tío atormentado. También practiqué el fruncir el ceño de manera asimétrica, para poder insinuar mejor que necesitaba que me protegieran. Fue un verdadero éxito. Comencé a ligar indiscriminadamente, lo cual me llenaba de gozo, pero obviamente,  debía ocultarlo, era parte de la cosa, seguiría ligando mientras no cambiara mi personaje. Me encasillé.


Llevo unos años con esta dinámica, y aunque estoy francamente cansado de tantas idas y venidas, me aterroriza salir...me he vuelto un poco canalla, pero somos tantos...Por otra parte, las mujeres tienen esa facilidad para la reconstrucción, que una y otra vez,  vuelvo  a convencerme que ninguna putada que pueda hacerles, por más grande que esta sea, las afectará más que un par de semanas.


Debo haber estado bebiéndome el café durante una hora mientras redibujaba esto que acabo de decir, porque cuando me di cuenta, era el mediodía y me pareció completamente obsceno seguir en bata y en casa, a esa hora, un  miércoles. Me dí prisa, y a las y media estaba andando con rumbo al Retiro, que en esta época del año, presenta una estampa sobremanera agradable. Había comenzado a leer "Mientras agonizo" de Faulkner, así que decidí sacarlo a tomar un poco el aire, nos vendría bien a ambos. Faulkner es el tipo de escritor, al igual que Kerouac, o Nabokov,  que siempre te hacen quedar bien delante de las féminas, lo cual no tiene una justificación  lógica, ya que ni los han leído ni los leerán, y que conste que me parece muy noble porque todas tienen cosas mucho más importantes e interesantes en que ocuparse.


Cuando Faulk y yo entramos en  el parque, noté casi inmediatamente que iba a ser una mañana de esas tan apacibles, que no serían dignas de recordar jamás, así que con gran satisfacción seguimos andando, hasta que encontré un banco con un panorama florido y equilibrado, que me  invitaba a la lectura y al recogimiento.


Al llegar al pie de página, descubrí con fastidio que no comprendía nada de lo que me contaba Faulk, y que tampoco me interesaba en lo más mínimo, me recriminé el haber sido tan generoso de haberlo invitado a venir conmigo, al fin y al cabo, estos escritores son un verdadero coñazo, y merecen quedarse entre los muros, haciendo bandera sobre alguna mesa para los visitantes ocasionales,  y trabajar de posa vasos, que es en verdad lo que todo el mundo piensa que es para lo que han sido creados, y nadie se atreve a confesar.


Con esa franca sensación de malestar, y mientras arrojaba sin piedad el volumen al otro extremo del banco, me crucé de brazos y de piernas y admiré el panorama. Pasaba un abuelo  con  un bebé que apenas atinaba a conservarse en pie de la mano, a unos metros, un trabajador de parques luchando con un ligustro rebelde pero sin personalidad,y nada más. Ya estaba dispuesto a emprender la retirada cuando vi que se acercaba  lo que me pareció una pareja. Estaban aun un poco lejos, y podían elegir cualquiera de las ramificaciones de los caminos que sugería la pequeña rotonda.Sentí que el corazón se me aceleraba cuando ambos llegaron a este punto, como si algo me dijera que si tomaban otro camino se me acabaría la mañana. Se detuvieron allí, ella se le enfrentó mientras le hablaba y apoyó  sus brazos sobre los hombros del hombre , y él, mirando por sobre ella, la apartó cogiéndola de sus antebrazos para que lo dejara continuar. Esto hizo que él siguiera por el camino recto que se le abría  rápidamente para que ella no volviera a obstaculizarle el paso, justamente donde yo me encontraba. Temí lo peor, seguirían de largo y tendría que volver a casa sin ver ninguna escena de ruptura.
Enseguida noté que había algo atípico en la dupla, aunque en un principio no podía decir qué era, supongo que era que no iban de la mano, ni abrazados, pero no, había algo más. Ella era más joven que él, pero no era lo suficientemente joven para ser su hija, ni él lo suficientemente mayor para ser su padre. Como suele pasar en estos casos, inmediatamente ella me desagradó,  él, en cambio, me pareció un tío con el que podría muy bien beberme  unas cervezas cualquier martes a la salida del trabajo. Con ella no. El tipo de mujer con el que es mejor no meterse. No es que fuera fea, no era eso, pero había algo, que incluso a la distancia me hacía sentir inseguridad. Unas facciones  entre infantiles y voluptuosas,  un modo de moverse entre etéreo y carnal, bueno, no se, me causa fastidio todo esto en una mujer, me resulta letal a mediano plazo. Así que desvié mi vista hacia el empleado de parques y con desesperación, vi que ya se había ido. Desee que se fueran, que siguieran camino y que se perdieran, no quería tener nada más que ver con ellos. Se que el que debería haberse ido era yo, pero me pesaban las piernas y Faulkner estaba demasiado lejos y enfadado para cogerlo así, sin previo aviso.


Se sentaron en un banco de la fila de enfrente, un poco más allá del mío. Estaban bastante cerca, pero no los oía. Luché para no mirar y no lo logré. Me prometí que me centraría en él, que era el que me caía bien, esperando que no se percataran de mi presencia, porque lo único que me faltaba era terminar con un ojo negro. Un temor injustificado, permanecían ajenos a todo. Hablaba ella y se quedaba en silencio, y luego, él decía algo, y ella no respondía nada. Sopesé la hipótesis que no eran una pareja en absoluto, porque no se tocaban,  pero me disuadí de que esto no era posible. ¿Qué coño haría un tío con una chica en un parque como el Retiro en primavera si no eran pareja, un miércoles por la mañana?  Sería el padre, pero seguía sin cuadrarme, él no podía tener más de 45 años y ella pasaba los 30, no, no, eran una pareja atípica, o tío y sobrina, pero con una relación al menos confusa. Se me vino a la mente Carlota, que siempre me dice en estos casos y con voz acariciante:" tu siempre pensando mal". Carlota no tiene razón casi nunca, es más, es bastante estúpida, pero en este caso tendría toda la razón. Respiré aliviado por la buena noticia, eran solamente amigos. No había entre ellos ninguna relación incestuosa,  eran grandes amigos que estaban paseando, una agradable mañana primaveral, por los jardines del Retiro. Sonreí, y tuve que hacer un gran esfuerzo para no reirme a carcajadas de mi mismo, qué pensaría Carlota si me viera reírme a carcajadas, solo, en un banco público. No pensaría nada, es más, estaba completamente resuelto a hacerle una visita esa misma noche y tirármela sin contemplaciones, a modo de agradecimiento por haberme aclarado la situación.
Volví a mirarlos, ya  tranquilo, y sintiéndome con gran dominio de la situación, ella, ya no me parecía tan peligrosa y nada me inquietaba. Por esto mismo, cuando la vi que  le cogía la mano derecha al hombre  y se la besaba, fue como si me dieran un culatazo en la nuca. Y él, que no la miraba, sonrió y apartó la mano.
Rápidamente analicé el campo que se encontraba tras ellos, tenían un árbol inmenso detrás, pero para llegar a él debería hacer un rodeo al cuadrado conformado  por arbustos , entrar donde estaba la cadena,  y acercarme muy sigilosamente para que no se dieran cuenta de mi presencia. Sin contemplaciones, cogí a Faulkner que seguía en la misma posición desencajada en la que había caído, y sin hacer aspavientos, comencé a caminar y en cuanto giré al primer ángulo, corrí, mientras corría lo primero que se me cruzó por la mente fue, cuando llegues al árbol ya se habrán ido,  llevan suficiente tiempo así, mientras tu, lo único que hacías era sacar conclusiones incongruentes. Llegué a donde estaba la cadena, la pasé sin problemas, y cuidadosamente me acerqué como había planeado mentalmente.
Todavía estaban ahí, pude oír que él encendía un cigarro, mientras  ella decía algo que no comprendí. Sentí de pronto el cansancio y la agitación por  la carrera que me habían hecho pegarme y me pregunté que coño hacía comportándome así, pero en lugar de responderme, apoyé la espalda en el tronco del árbol, dejando que cada vértebra se acomodara a lo largo de la corteza que me pinchaba, porque solo llevaba la camisa, y así, formábamos  un ángulo obtusángulo con el suelo. .Me invadió  una sensación de bienestar. Levanté la mirada, y entre la vegetación ví unas manchas  de cielo.
Recuperé poco a poco la regularidad respiratoria,  dejé que mi oído se acostumbrara a las voces para poder entender lo que decían,  se me ocurrió que esto era como estar soñando despierto y me felicité por permitirme el hacer algo así, cuando nadie podía  verme.
Permanecían en silencio, posiblemente en tensión, admito que estaba suponiendo demasiado esta mañana.Cerré los ojos, y ella rompió el silencio entonces,  claramente oí:


Ella: ¿Quiéres que te vaya a buscar esta noche, cuando salgas del trabajo?
(Silencio)
El: No, esta noche no.
(...)
Ella: ¿Ya has quedado?
El: Sí.
(...)
Ella: Con otra (?)
El:Si
(.....................................................................................................)
Ella: ¿Te puedo preguntar con quién?
El: Si
(...)
Ella:  ¿Con quién?
El: Con Laura.
(..........................)
Ella: ¿Y no puedes cancelar?
El: Si, pero no quiero cancelar.
(..................)
Ella: ¿Y vas a poder? ¿Con ella sí vas a poder?
(..............................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................)
Con la voz doblemente grave y quebrada El: no lo se, no lo se...
(....................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................)
Ella: Pues espero que no, que no puedas....................




Me quedé inmóvil, en la misma posición, casi sin respirar, abrazado a Faulkner a quien de pronto había tomado gran cariño. Incluso, cuando se fueron, seguí así, no se si pasaron minutos u horas, sentía frío pero no era la primavera, y finalmente me dije que no iría a ver a Carlota esa noche,  qué caso tenía...

6 de mayo de 2011

Ella

Hoy he escrito todo lo que tenía para escribir. Y lo hice adrede. No es que tuviera nada extraordinario que contarme. Nada que ya no supiera más o menos sobre mi, no, más que nada era una búsqueda del vacío, aunque sea de manera finita y lo  puedo experimentar ahora mismo.
Estoy completamente vacía, casi ajena a toda sensación que produce malestar. No siento ni desilusión ni ilusión, ni amor ni odio, ni echo de menos, ni deseo nada, ni a nadie.Tampoco pensaré en mi cuando termine de escribir esto. No haré el balance de la semana aunque sea viernes, ni planearé lo que voy a hacer mañana.
Estoy en blanco. y aunque no creo que nada externo me trastorne en este estado, desconectaré los teléfonos y apagaré el ordenador.
En una hora va a venir ella. Y le haré la cena. Viene a contarme la historia que me viene contando desde hace semanas una y otra vez, pero da igual. Todos contamos una y otra vez la misma historia, la nuestra, y logramos exasperar al que nos escucha porque no le estamos contando la historia de él, del que nos escucha.


Lo que me gusta de este estado es que sin haber bebido nada, no tengo sed.


Este estado me suele durar un par de días y es raro porque es como que estoy pero no estoy, no tengo el impulso de conectar en lo más mínimo. No siento apremio alguno. Me cambia la percepción de lo que dura el tiempo.

Probablemente no diga nada de la misma historia, ni a favor ni en contra, ni dentro de una hora, ni dentro de un día, ni dentro de dos.


No debo olvidarme que un día de estos tengo una cita. Si lograra no sentir absolutamente nada hasta ese momento y luego tampoco, sería realmente un ejercicio digno de repetirse una y otra vez, hasta que aparezca en mi algún sentimiento profundo. 

Verano







Ayer por la mañana cuando entré al edificio, me apiadé de mi buzón que estaba a punto de explotar, busqué la pequeña llave que casi no existe, y cometí el sacrilegio que cometo una vez cada tantísimo tiempo. Una avalancha impúdica de folletos de comida rápida y dientes fotografiados de manera promiscua me escupieron la cara, putee por mi  sino de mujer con carencias afectivas que abre a todos los que tocan el timbre diciendo que son el cartero y solo traen publicidad. Cuando pude hacer una selección, me quedé solamente con una decena de sobres todos abollados que colmaban mis manos  adiestrados para tocar pasajes de velocidad y nada más. Me senté en las escaleras, las facturas también las echo al cubo  en general, no sirven para nada, solo joden, las que sirven son las de intimidación de pago, la segunda o la tercera, y esas, me llegan en mano, para qué voy a acumular  papel tan mal escrito. 
 Pensé que subiría solamente con alguna  postal de algún sitio exótico que siempre me envía no se bien quién y que tienen un gran valor sentimental para mi. Por esto las guardo en algún lugar de mi armario para encontrarlas el día que me tenga que mudar y poder derramar alguna lágrima y darme cuenta de la persona sensible que soy.  Esta vez no pudo ser, la postal la tendría que esperar unos meses más, y al final del segundo montón, encontré una carta con un sello de París. Me quedé fantaseando unos instantes sobre qué vendría dentro, lo primero que se me ocurrió fue que me habría ganado el primer premio en algún sorteo en el que no recordaba  haber participado, seguramente auspiciado por La Maison Stork, por ejemplo,  y que me había ganado un bebé o alguna cosa similar e igualmente engorrosa. La segunda posibilidad  era que me habían confundido con otra persona o que la dirección estaba equivocada, por último y la menos factible que era una de tus cartas. Miré el destinatario, y si, era para mi, di vuelta al sobre y miré el remitente, y si, eras tu. Me alegré, porque no hay nada que me joda más que  que me confundan con alguien que no soy y que da igual que no sea. 


"Querida Violeta, 
                            París siempre será París, y Madrid es una ciudad horrible pero allí estás tu. 
                                                                              Siempre tuyo. Marcus."


Me sonreí, mientras pensaba, que hijo de puta.


Ya en mi salón que parecía viciado de tantos recuerdos encontrados, y tu imagen apacible y rubia y depresiva, en un acto de arrojo decidí hacer la consabida llamada a París que te hago cada año más o menos para estas fechas. No respondiste y me sentí aliviada porque se muy bien que ya no eres quien eras. Cuántos años tienes ahora? Creo que tienes  cuarenta y seis, si, porque cuando nos conocimos tenías cuarenta y uno y estabas buenísmo, y eras un recalcitrante paternalista que me causaba mucha gracia.


Es curioso como suceden las cosas.  Como cambian las cosas, como los sentimientos se transfiguran, se camuflan, se confunden y nos hunden la vida.


Me encantaba tocarte las narices. Por ese lado de  burgués puritano que tenías...Todavía me río cuando me recuerdo tu sermón aquella mañana que bajaste a la cocina, parecías habértelo aprendido  de memoria, sin tener en cuenta que yo te iba a responder en algún momento. Deberías haberle puesto  tema: "El Pudor cuarentón". Era una interesante exposición sobre la existencia de la ropa  que había sido creada para que yo me la pusiera al menos  cuando tu estabas en casa.  Me divertía más que lo que decías, la manera en frañol y que te acalorabas con la camisa abotonada hasta el  último botón con 40 grados de calor. Y que te quedabas esperando que yo te respondiera algo a tu brillante disertación al final, rojo de furia, mientras me estorbabas en mis actividades culinarias. Como no parecías darte cuenta de la ridiculez de la situación y de ti mismo, sentí un poco de pena, te pregunté si era necesario que te respondiera inmediatamente o podía tomarme un tiempo para reflexionar sobre lo que me planteabas. Me equivoqué al suponer que te parecería civilizado de mi parte, porque te enfadaste más, y dando un bufido, te fuiste dando un portazo, que quedó completamente desautorizado cuando regresaste en un minuto y tuviste que tocar la puerta suavemente y  decir: "pegdón, me he olvidado mi Routard sur la mesa del salón."  
Cómo me reí de ti, y me interpuse entre tu y la puerta, y a modo de respuesta te reté con un: "yo me vestiré si tu te quitas todo lo que llevas puesto de más..."y luego te besé. 


Sí que fue divertida nuestra historia, pese a todo.  Sí que había amor, aunque tus discursos morales me parecieran absurdos, antes y después de aquel suceso. 


Me sigues pareciendo igual de patético, ridículo y afectado,  sin embargo, en junio, cada año,  me gusta que estés aquí, aunque hables fatal y luego te vayas pensando que no volverás jamás y termines enviándome una carta con tres palabras y  con sello de París. 

Modo dual

Siempre preferí escuchar música en estéreo. Será por eso. Y combinar lo catacúmbico con lo catedralicio, será por esto también. Y cuando espío a Poe, me parece indispensable, y cuando acaricio a Tagore, también. Hay momentos en que me digo que Dostoievsky era un tipo muy optimista. También lo pienso de Nietszche, que además tenía un gran sentido del humor. Como Gogol. Gorki, en cambio me ha hecho llorar.  Pero Lorca también.
Todo esto anterior, en mi vida cotidiana no tiene la menor importancia. Sobre todo cuando veo la cocina adornada con platos sucios de varias eras diferentes, y la ropa caída por toda la casa, de manera casual,  como si fueran cadáveres. Mis partituras son algo mucho más serio, creo que porque están vivas. Como es casi lo único que presenta la característica de imperecedero y que no junta gusanos ni trae mal olor,  se manifiestan con total libertad. Es así que se entremezclan, se caen, se cambian de la mesa al suelo y luego deciden sentarse en mi silla, hasta que no muy amablemente las echo a patadas de allí. Se me revelan y se caen en abanico y cuando las recojo, enfadada, se mezclan descaradas como un mazo de cartas y ni una pitonisa podría ordenarlas o adivinar donde está la página colindante. 
A nivel afectivo me pasa igual. Para mi los tíos son archivos de texto en formato pdf.  Algunos vienen protegidos, otros son malas traducciones que no me dejan  apreciar dignamente el contenido, o están pésimamente escaneados  y esto me resulta muy poco estimulante, por eso abandono. 
Por ejemplo, cuando alguien me hace la pregunta infantil de cual es mi libro favorito, me quedo en blanco. Cual es mi compositor favorito, me quedo en estado comatoso. De quien estoy enamorada, me quedo muda. Luego llega el discurso simplista,  ese que me rompe los esquemas, o al menos lo intenta. Ya saben, no? ese que proclama sin pudor: pero alguna preferencia tienes que tener, o este o aquel...pues no. Y no, por todo lo que comentaba antes. A veces me parece que la gente no cree en los cuentos de hadas, no, en lo que creen es en las galletas de la fortuna. Es que los cuentos de hadas son muy largos, en cambio las galletas de la fortuna son mucho más sintéticas: "Conocerás al hombre perfecto un jueves". Nadie admite creer estas tonterías, pero las creen, mucho más de lo que admiten. Lo creen, y lo reafirman cuando los escucho decir: "esto es momentáneo, un día conocerás a alguien maravilloso y tu vida cambiará y te darás cuenta de lo que te digo". Si digo que si,  veo como los satisface mi respuesta y me siento una estafadora, y veo como me encarcelan en una verdad de cotillón por cinco años, por estafa. Pero hay días que no puedo ceder, ni idea por qué y digo, pero si todos los hombres que conozco son maravillosos, por qué tengo que quedarme con uno en particular y joderla? No se, esto me parece más o menos sincero de mi parte. Los días que digo esto se arma un verdadero caos, el del discurso moralista se sulfura y me dice que estoy "fatal". Que como puedo decir semejante cosa, que como puedo creer que aquel es maravilloso cuando lo veo una vez cada dos semanas y en lo único que piensa es en su próxima grabación en estudio, o el otro que me dice el día que me conoció que no se enamorará de mi y que es impotente selectivo,  o este que le gusta que lo ate  mientras le lea casa tomada...por ejemplo. Muy simple, la respuesta a esto es simplísima y debería ser apta para todo público. Por el modo dual. Porque si, efectivamente, el primero es un egocéntrico, pero cuando está conmigo no está grabando, sueña con grabar y percibo esa emoción. El segundo, es posible que sea un canalla, pero me produce una sensación de bienestar inigualable,  y estoy casi segura, que frente a frente, aunque viva turbado, sería incapaz de hacerme un desplante, y el tercero, tiene ataques psicopáticos, pero me ha salvado la vida. 
Me han dicho de todo, me han dicho que lo mío es aberrante, sucio, antinatural(esto me causa mucha gracia),  perverso, grotezco, indecente, denigrante, de locos y tantos etc que podría estar toda la tarde. Que por qué no paro, me quedo "sola", oigan, escuchen, mejor:estoy sola, igual que uds....Y uds? Los moralistas, por qué no paran? Por qué no se preguntan donde están parados, sobré que bases tan sólidas, de que están tan seguros, a quien han logrado comprar a tan buen  precio y con garantías que siempre será todo exactamente igual?Se han preguntado como son realmente y el otro del que están tan seguros, se han visto al espejo? Todos estamos parados sobre la misma tierra, todos somos egocéntricos (por eso damos nuestra opinión, si no, es que no la llegaríamos a dar), cada persona tiene su lado canalla, y todos somos  neuróticos  y tenemos ataques psicopáticos en menor o mayor grado. Fundamentalmente, relato, y me divierte que se asocie con tanta candidez, el que alguien narre a que esté mal o a que esté pidiendo una opinión y consejo. 
Soy en modo dual, continuamente, y no puedo decir con exactitud como soy, no puedo asegurar si soy buena o no, no puedo asegurar si soy  egocéntrica o no, no puedo afirmar si soy anaorgásmica o ninfómana, o psicópata o cuerda. Lo que si se, es que nunca le retiré el saludo a nadie por más de una o dos semanas, no frustré a nadie ni directa ni indirectamente, al menos que yo sepa, no maté a nadie, ni de manera figurada, ni de manera literal, y para nada tengo la razón de nada, ni un solo buen consejo que dar a nadie. Y que yo tenga noticias, nadie me ha matado, ni me he suicidado hasta el día de la fecha.