21 de mayo de 2011



-Por ahí debería haberte escuchado, no se,  pero es que tu, la verdad, siempre estás sacando conclusiones aceleradas, no tomas en cuenta factores externos, todas las  teorías que enuncias  flaquean y solo tienen de cimiento tus ideas divagantes. Aunque creo que esta vez tenías algo de razón, no me convenía.-


Se miraron. Él, encendió un cigarro desganadamente.


-Nunca utilicé el verbo convenir.-


Era verdad, no lo había utilizado, había utilizado toda la cartilla, pero ese justamente no. Seguramente ella lo había utilizado en sus reflexiones de cocina. Las cocinas deberían ser espacios luminosos, porque es un sitio donde reflexionamos mucho, y si son oscuros, siempre está la posibilidad que nos confundamos con mucha facilidad. 


-Es cierto, por ahí no usaste el verbo convenir.  Pero digamos que la síntesis era esa. Me sembraste la duda sobre la historia, me dijiste que no podía ser que un hombre tuviera sentimientos tan profundos por una mujer que había visto solamente un par de veces en su vida, con la que hablaba desde hacía dos meses tan solo.- 


-Y lo sigo sosteniendo ahora mismo, lo que me contabas no tenía ni pies ni cabeza, primero te contacta él a ti, tu lo evitas, pero él, de alguna forma se te hace imprescindible , y entonces,  pasan prácticamente quince días juntos sin verse físicamente . Te seduce, y cuando están por conocerse, te advierte. Y tu, que ya estás en la dinámica de la entrega, no escuchas la advertencia, la omites. Porque... ¿Fue claro, no? El te dijo que no sabía si iba a poder. Que en general no podía. ¿Ésto es así o no?-


-Si, Martin, si...-


-Aun así, te embarcaste, como haces siempre, y fuiste a su encuentro. ¡No entiendo la razón!-


-¿Cómo que no entiendes? Ya te lo dije, percibía cierta tensión sexual, a la vez que ternura,  y eso me provocaba mucha curiosidad, tenía que conocerlo,  era una mezcla muy seductora, una especie de invitación.-


- ¿Tensión sexual por teléfono? Vamos a ver,  me dabas plantón para escuchar una voz que te producía cierta tensión sexual...en todo caso, tu te imaginabas que le producías al otro tensión sexual, simplemente porque me venías evitando durante dos semanas y querías conocer a otro nuevo, no fuera a ser cosa que en dos meses de relación, más o menos estable, se te olvidara el arte de la caza.-


- No te pongas melodramático, por favor, esto es algo muy serio. Ya te dije cuando te llamé que estaba hecha polvo.-


Le sonrió, y se dio cuenta que las lucecitas de colores con  forma de mariposas  tras él, estaban apagadas. 


-Vale, tienes razón, estoy ridiculizando todo, pero es que hasta ahí todo podría haber quedado en un episodio más de esos que decides vivir para luego poder escribirlo, y sin embargo, continuaste, hasta llegar al fondo, eso es lo que me desquicia, esa necesidad de hundirte en la mierda para ver qué más hay, si ya lo sabes, vienes hundiéndote en la mierda una y otra vez desde que nos conocemos, y antes también.-


Hay cosas que no tienen explicación, y esas, muchas veces, son las mejores para contar, podría ser  porque no hay nada detrás, o no existen siquiera, pero el que las lee puede llegar a sacar tantas conclusiones erróneas que harían, que la historia de algo que nunca existió, pudiera concebirse como posible.


-Ya, pero no sentí que me estuviera hundiendo en la mierda esta vez, era más que nada la desorientación que me provocaba la situación lo que me hizo dar un paso más.-


-¡NO! No cambies las cosas, conociste al tío y fue un error, no pudo o no quiso o lo que sea y te rechazó cuarenta y ocho horas después.-


-No cambio nada, y no me parece que haya sido un error, simplemente había un amplia gama de posibilidades y lo que pasó era una de todas ellas y nada más.-


-Estamos de acuerdo entonces. Y nada más, y ahí debería haber sido el final, nada de conversaciones telefónicas otra vez, ni encuentros, ni nada. El se retiraba y tu, deberías haber desaparecido, completamente. Me tienes a mi, por ejemplo.-


Ella recordó a un amigo, que hacía un año, había sufrido un accidente de bicicleta, lo tuvieron que operar de un brazo, y tuvo suerte, porque podría haberse quebrado el cuello, es el precio que a veces uno paga, cuando   en una pendiente en descenso se siente la necesidad   de cerrar los ojos y poder  sentir que  el aire fresco nos  da  en la cara, sin estar aferrado a la bici, ni con las manos, ni con los pies...


-Yo no tengo a nadie.-


Llegado este punto, el diálogo ya  no era posible. Y como todo, tiene su declive, aunque a veces, uno se aferra y continúa, y se tergiversan las cosas. 


-No deberías haberlo llamado más, ni haberle cogido el teléfono, eso hubiera sido lo más sano. En cambio, y no se muy bien de quien surgió el nuevo canal de comunicación, se replantearon nuevos roles y la cosa continua de manera irregular y enfermiza.¿ De quien de los dos surgió la idea absurda de que tu eras su hija y él tu padre? -


-Fue mía, pero basándome en alguna de sus insinuaciones.-


-¿Ves lo qué te digo?¿No percibes la enfermedad?¿Lo retorcido de la situación? Este tipo, ni es tu padre, ni tu eres su hija, y en dos meses no creo que nadie pueda sentir ese tipo de amor  con tan solo 13 años de diferencia. Hay otra cosa, y no se qué es, porque ni tu quieres quitarle nada material, ni él a ti por ejemplo, y aunque la atracción  sexual, a la  que le das tanta importancia parezca no ser un motivo en este caso, yo soy el primero en ponerlo en duda. Has vivido más de treinta años sin necesitar una figura paterna, o al menos, no parecías necesitarlo, no, permite que lo dude.-


Por supuesto, siempre hay que dudar, todo el tiempo. Sabemos que vamos a morir, pero en general, no sabemos cuando, y hasta el último instante, vivimos como si fuéramos inmortales, o muertos en vida, o ni nos lo planteamos, para poder seguir. 


-¿Y qué vas a hacer ahora?-


-No lo se, todo debería seguir igual, nada cambia nada.-


Una brisa fría, desubicada en primavera, la hizo estremecerse y él, la abrazó.  


-¿Por qué no traes tu chal?-


-Lo he olvidado arriba, en mi cama,¿ me lo puedes bajar?-


Subió los peldaños de las escaleras de dos en dos, como tenía por costumbre, y abrió la puerta de la habitación, estaba sobre la cama, y el chal de seda le cubría la cara, sosteniéndose con las tijeras incrustadas aun  en su garganta. 





"Cuando se quiere dar amor, hay un riesgo: el de recibirlo."Molière 




"Después del amor, lo más dulce es el odio." Longfellow
"A las palabras de amor les sienta bien un poquito de exageración."
                     Machado

  

     







                                                                                                               


                                                                                                                          

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