18 de abril de 2011

Disfunciones a la carta

Cuando esta mañana me desperté y leí tu mensaje, sentí una vez más que se me aflojaban las rodillas, se me nubló la vista a la vez que mis orejas y mis ojos se abrasaban...como pude me arrastré escaleras abajo hasta la cocina y sin poder ver nada, abrí el grifo del agua fría y me lavé la cara, con la esperanza de que todo hubiera sido una prolongación de una  de mis pesadillas. 


Ya recuperada, y mientras se hacía el café, regresé en busca del mensaje, porque necesitaba asegurarme que eso, también había existido. Lo leí una, dos, tres, hasta siete veces y llegué a la conclusión de que me estabas extorsionando otra vez. Sentí una vez más, otra vez, a la vez que, prolongación, pesadilla...la extorsión es así. Tu extorsión es así. Cambia solamente la tercera persona, o la cambio yo, o eso creía, o eso me dejabas creer...Siempre te ha sido fácil, porque  siempre elijo mal. 


¿Elijo? ¿Tengo opción? Las relaciones sado-masoquistas nunca me han gustado.Será por eso, que hace tanto que tenemos una. Es como el muñeco feo, que nos regala una de esas tías bigotudas, que pinchan cuando las besamos, a las que solo vemos en esas contadas ocasiones que deberían no existir, como son  los cumpleaños familiares y las navidades...que cosa que me gustan casi menos que las relaciones sado-masoquistas y los muñecos feos, y las tías bigotudas, que pinchan cuando las besamos en los cumpleaños o en las navidades , esas que nadie quiere besar, y sin embargo, gente como yo lo hace, porque tenemos arraigado ese sentimiento inmundo, que se llama piedad. Esas tías, son las mismas que te traen de regalo, el muñeco feo, y tu, no lo tiras, ni lo regalas, lo pones en un estante, en primer plano, porque pobrecillo, de tan feo, nos da pena, y además, hay tantos niños que no tienen juguetes, que tirarlo a la basura, sería un pecado. Ah, no, me equivoqué, en mi familia, no existía el concepto de  pecado, lo que existía, es inconsciencia social.  Lo cierto, es que el muñeco, seguía ahí, sobre el estante, recordándonos todas las injusticias sociales, y de las otras, y nos miraba, a veces con pena, otras con rencor, y otras diabólicamente, por eso, muchas veces, lo escondíamos, o lo poníamos de cara a la pared, pero nos daba culpa, porque parecía que lo habíamos puesto en penitencia, cuando en verdad, no nos había hecho nada. Inmediatamente, lo volvíamos a su sitio si lo habíamos quitado, o lo cambiábamos de sentido simplemente, si solo lo habíamos castigado por ser tan feo.Pero, ¿era realmente feo? ¿qué era lo que tenía ese muñeco para parecerme  feo?Me preguntaba mamá. Porque la belleza, es muy subjetiva. Creo que en mi caso, el problema era la textura, los colores, la consistencia, la expresión, la mueca, o mejor dicho, la conjunción de uno o mas factores de manera poco armónica. No se, me parece que hubo un punto de inflexión, en el que el muñeco, pasé a ser yo. Cierro los ojos, e intento hacer memoria, para saber cuándo fue, qué hizo que me convirtiera en él. No hay respuesta. A veces creo, que si no tuviera amigos, que me susurran al oído tantas cosas, con tan buenas intenciones, a veces acertadas y otras no, solo sería una escindida. 
Solo fue una frase la que me escribiste y enviaste, porque conoces tan bien mi punto débil. Pero yo siempre estoy esperando esa frase, o mejor dicho intentando que no llegue, y fue por eso, que escribí aquello otro ayer. Y corrió sangre, la mía. 


Debería usar la palabra milagro esta vez, pero no puedo, asi que me tendré que conformar con decir que un  fenómeno sin explicación racional, hizo que hoy, me haya podido sobreponer a la angustia y venciera ese miedo desmedido que tengo a romper el silencio con mi propia voz, que temblorosa, se tropieza y hace que me ruborice y no alcance a poder defenderme nunca. Tarda tanto en salir, que antes, me la cubren, y me la asfixian, y me recuerdan que no puedo hablar, que nadie me oirá, y que nadie vendrá a ayudarme porque lo que pido nadie está dispuesto a ofrecérmelo. Porque no lo merezco.


 En verdad pedí mucho, solo una segunda oportunidad, y la otra parte involucrada, me la dio porque quiso, y no por lo que yo haya podido decir, porque me parece que no dije nada, pero por algún extraño motivo que desconozco, creo que pude transmitir  mi dolor.


Que bueno que hoy, haya podido aclararle, que conozco alguna de mis disfunciones y mis diferencias, que por eso mismo, no dejo de luchar contra las primeras, mientras intento que no me hagan naufragar las segundas. 


Y resumiendo, debería no ser tan dramática, porque, ahora que lo pienso,  ninguna de mis tías tenía bigote que pinchara, muy por el contrario eran todas muy guapas y con caras aterciopeladas, y o no me regalaban nada, o si lo hacían, no eran muñecos, y mi madre, siempre tuvo el tino suficiente para no llevarme a los cumpleaños familiares, ni festejar la navidad, así que no se, no se, no puedo asegurarlo, pero el problema, está en otra parte.





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