17 de marzo de 2012

Una descripción física.

Milady  le abrió la puerta a Benigno. Benigno hacia días que se encontraba, durante las clases,  desconcentrado,  cabizbajo, y de color gris. Ausente completamente, casi logra fastidiar a Milady que suele tener una paciencia china, o japonesa, depende del día. Como no veía mejoras en Benigno al recibirlo,  antes de comenzar la clase, cogió una pequeña campanilla que se encuentra  junto a otros artilugios sobre un gran mostrador, y  comenzó a hacerla sonar alegremente. Cabe hacer un paréntesis y aclarar aquí, que Milady, mas allá de poder parecer un poco loca a quienes no la conocen, en verdad, es loca. Pero seamos sinceros, quién no es loco, o mejor dicho, quien es cuerdo. 
Milady conoce a Benigno desde hace tres años. Tiene su perfil catalogado desde hace bastante en la carpeta: demasiado diferente.   Le tiene aprecio, pero más de una vez debió morderse la lengua. En esa carpeta solamente tiene, al día de la fecha, tres personas. Ya ha aprendido a ser más  cuidadosa, y  no opinar nada en especial. 
¿Qué es lo que puede desagradarle de una persona?Como ella es tan abierta, muchas cosas. La gente cerrada, es limitada hasta para molestarse, en cambio, la gente imaginativa, en cualquier momento percibe algo que no es tolerante para con la humanidad, ideas que son completamente limitadas, o que generan mal rollo, y ahí comienza la inquina, el fastidio, generalmente sin posibilidad de marcha atrás. Como no es xenófoba, le ha pasado con gente de todas las nacionalidades, pero buscando un patrón común, hay básicamente tres cosas que le generan aversión, como si de  un mal olor se tratara. La gente del Opus Dei, los franquistas, y la gente que cree que es buena porque hace todo como le dijeron que había que hacerlo. No hay que generalizar, pero tampoco hay que excusar por conveniencia. Tal es así, que cuando supo que Benigno, era hijo de un franquista, a riesgo de quedarse sin alumno, acotó: lo siento, en mi casa, el nombre del generalísimo no se puede pronunciar, es una mala palabra, si no viene junto a otra mala palabra después. Él no solo estuvo de acuerdo, si no, que le refirió una gran pelea que tuvo con su padre a raíz de aquello. 


Pero me estoy yendo por las ramas. Benigno, es cabeza de familia, la palabra divorcio, es para él de origen extranjero, cuando ve una pareja de dos hombres por la calle, cree que son amigos, y se ha venido convenciendo desde hace treinta y cinco años, que su mujer, es la mas guapa, la más limpia, la más de todas las mujeres del universo, es más, es la única. Igual que sus tres hijos, que son perfectos.


Los padres tendemos a ser muy crueles e inclementes con los hijos. Por un lado los vemos perfectos, pero por otro, no toleramos sus imperfecciones. Noches atrás, Milady, perseguía a su hijo para que tomara una ducha, y el niño, se le escapaba, así que ella, le explicó, que había que bañarse, porque las personas, si no se daban un baño diario, tenían mal olor, y aquello no era sano. Causó esto último  mucha gracia al pequeño, que riéndose, dijo:como los vagabundos. Ella se horrorizó, y se enfadó de manera brutal, le espetó con voz gutural y cortante: hay gente que no tiene casa donde dormir, no tiene qué comer, y no puede bañarse porque no puede, no porque no quiere. Tu te ríes de alguien completamente indefenso entonces, ¿cómo te sentirías, si  estando completamente indefenso, se rieran de ti?. Dicho lo cual, se alejó por unos minutos. Cuando regresó, lo encontró serio y silencioso. Más tarde, el niño, extendió sus bracillos alrededor del  cuello de su madre, a modo de disculpa. 

La hija mayor de Benigno, fue monja de clausura. Luego salió del monasterio y terminó la carrera de psicología que había dejado inconclusa antes de entrar.  El del medio es  un hijo, que es ingeniero, y calvo. La menor es otra chica, que ha terminado hace muy poco la carrera de Historia del Arte. Son unos jóvenes encantadores todos. Milady los conoce. Bueno, un poco malcriado el del medio, tal vez. Lo malo de criarse pensando que uno es bueno solo con  hacer todo como le han dicho que debe hacerse. 


De tres notas que daba el bueno de Benigno, dos no eran las que debían ser. Luego de veinte minutos en ese modo, el hombre, se derrumbó en una silla ante una Milady que lo miraba inexpresivamente, y volviéndose a poner de pie, confesó: tengo un gran problema. Ella lo miró, sin pestañar, sin decir nada, y él continuó con la confesión: ahora, todo parece volver más o menos a la normalidad, pero la semana pasada, mi vida con mi esposa era un infierno, me di cuenta que hace treinta y cinco años que digo siempre que si a todo, que me dice como debo hacer todo y jamás discuto nada, ni tengo derecho a hacerlo, porque si lo hago, ella montaría en cólera.  Milady asintió, pero al mismo tiempo, buscó rápidamente esa sensación en su cabeza, a quién conocía así, quién era dictatorial y caprichoso, quién hacía de su voluntad el mundo, y del mundo un infierno. Lo encontró. Siguió escuchando atentamente: la semana pasada hemos estado de boda, se casó la sobrina de mi mujer, que es, como una hija más, y mi cuñada, no invitó al amigo de mi hija mayor a la boda. Milady, por poco aplaude antes de que terminara la obra, cuando escuchó el final, de la anterior frase se contuvo. 
Le alegra tanto una boda, no por la boda en si, que le parece una redundancia,  ve como una especie de milagro, que en este mundo lleno de gente  tan egoísta, dos personas logren ponerse de acuerdo en algo. Y el enterarse de dos parejas en la misma frase, ya le parecía una cosa digna de un aplauso. Pero lo último lo opacó. Para alivianar la tensión, preguntó: ¿Piedad tiene un amigo?Eso es nuevo, que alegría, tu que siempre me decías que estaba tan sola allí, en Burgos, y fíjate, tiene ya  un amigo?Es un progreso.  
El otro volvió a sentarse apesadumbrado, y le explicó:es su novio.  


De pronto, Milady se dio cuenta que el problema no era que Piedad tuviera un novio, que el problema era que la familia no lo había invitado a la boda . ¿Y por qué no invitaron al novio de Piedad a la boda?preguntó ya completamente ceñi-fruncida Milady,  a quien  se le estaba antojando que en esta  familia, tan pipicucú, eran todos unos verdaderos mal educados. 


-Es discapacitado.


Silencio. 


Otra vez se refugió en la inexpresión, y tuvo que morderse la lengua para no preguntar: ¿Es de izquierdas?




-Es enano. 
-Pero...¿es una bella persona?.¿Lo conocen?.¿Por qué no lo invitaron?




¿Saben? Cuando explicaba antes lo de la carpeta: demasiado diferente, me estaba refiriendo a ésto. Ésto es ser: demasiado diferente. No me refiero al  novio de Piedad, que no conocemos en absoluto, me refiero a Milady y a Benigno, son tan diferentes, que ella le puede estar preguntando algo, y él no comprender lo que ella  le pregunta, y él le puede estar explicando algo, y ella no tener ni idea de lo que él le está diciendo. Es como si hablaran dos idiomas  diferentes. Y existe una  incapacidad en ambos. 


-No, es un monstruo horrible, que anda con muletas, nació con todos los órganos mal colocados, y tiene un carácter dominante y manipulador, hará con Piedad lo que quiera.


Milady, se quedó pensativa unos instantes, hizo una especie de cuadro sinóptico mental con el esquema familiar, la poca historia   que les conocía, los ordenó como si fueran un árbol de colores en su cabeza, y dijo:


-Mira, como me cuentas ésto, yo puedo tomar dos actitudes: una, es escucharte, y no decirte nada, la otra, es decirte lo que me parece, a riesgo que nos enfademos, porque yo pertenezco a otra generación y a otro mundo, a otra mentalidad.
El pidió su opinión. Y ella, que estaba un poquito harta de morderse la lengua en los últimos tres años, habló:


- En primer lugar, habría que ver si Piedad ama a ese hombre, poco importa si es enano, cojillo, o lo que sea. Si lo ama, tu, y toda la familia de tu esposa, pueden hacerle mil desaires, y no lograran nada más que resentimientos. ¿Que él es dominante?. No me extraña, ella fue monja de clausura,¿cómo crees tu que es la madre superiora?. Y te voy a decir una cosa, a mi me parece, y me alegro que estés sentado, que las monjas son discapacitadas, tienen coño, y no lo usan para nada. 


Levantó el mentón en señal desafiante, y prosiguió:


-Me parece más riesgoso, el que por el tipo de educación que ha recibido Piedad, se confunda, y vaya derechito al altar con un  hombre que no sabe si en la cama le va a funcionar. Lo que piense de él tu familia,  sinceramente, me la suda completamente. 


Benigno, el pobre, tenía los ojos como dos huevos fritos, y de pronto, casi sin poder controlarse gritó.


-¡Claro! Eso es exactamente lo que yo pienso, que se tiene que acostar con él antes, y ¡se lo he dicho!, ¡se lo he dicho!¿Y sabes lo que me ha dicho ella?, ¡se ha horrorizado que su propio padre le estuviera diciendo que faltara a lo que se le ha enseñado!


Se echó a llorar. Milady, le extendió un kleenex, y esperó a que terminara. Se produjo el contacto visual de una manera descarnada, ninguno de los dos estaba mirando a quien tenía enfrente.  Y ella terminó:


- La vida es muy extraña, por momentos, nos parece que algo es de una manera, y luego resulta que no es lo que esperábamos. Dime Benigno: ¿tu quieres a tu mujer?- El otro asintió.- Sin embargo, la describes como una mujer que te ha venido diciendo durante treinta y cinco años lo que tenías que hacer, y tu nunca se lo discutías para evitar discusiones. Si me guío por lo que cuentas, me imagino que tu esposa es dominante y manipuladora, como el novio de Piedad, pero tu quieres a tu esposa.  Yo me preguntaría, si en el fondo, de lo que tienes miedo no es, que Piedad se case con un enano, y que la gente se ría de ella, si no, de que se case con un hombre que le diga todo lo que tiene que hacer, y ella no pueda decirle que no a nada, los próximos treinta y cinco años.


Se quedaron en silencio. Ella se levantó y se ausentó,  para regresar minutos más tarde trayéndole  un te de jazmines. 


Terminó de bebérselo y se despidieron en el umbral, como cada semana, pero esta vez, él, le dio un besito en la frente. 


Cerró la puerta, y volvió al salón, donde aun retumbaban las voces, encendió un incienso, hizo sonar la campanilla, y abrió las ventanas de par en par, dejando entrar la luz del sol. Se sentó en el sofá, y entornó los  párpados, evocando a Sir, de pequeña estatura, calvo, con perfil de patriarca, enfundado en  su túnica medieval, bienhumorado  y  afectuoso. Y se vio ella misma, mirándolo, divertida, ella, la que antes  no sabía abrazar.

2 comentarios:

  1. Milady, tienes unos alumnos rarísimos.

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  2. Así es Sir, dicen las malas lenguas que justamente, los que merezco...

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