29 de agosto de 2013

¿Has sentido esa sutil diferencia entre la alegría y el sobresalto? ¿Y te ha dado un vuelco el corazón al girar el coche en una curva en camino de montaña? 
¿O algo frío caer por tus mejillas primero para luego comprender la tristeza de tus propias lágrimas? 
¿Emocionarte acaso con la luz que irradian esas pequeñas y sonrosadas mejillas en una almohada?
 ¿En la desazón de la aparente nada tumbarte, ya que crees que así, el propio desasosiego te abandonará más pronto?
 ¿Despertar una mañana y descubrir que los pájaros que cantan parecen haber roto el hechizo de la noche de agonía? 
 Y todos los demás etcéteras, ¿los has sentido? Yo tampoco. Pero todo lo que si he sentido, es lo que me hace saber que importa poco quien creas que está a tu lado.


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