9 de junio de 2012

Violeta estaba escribiendo a oscuras, vestida. Esto último debe ser acotado ya que es común que escriba en semi-pelotas en la cocina, un recurso expresivo como otro cualquiera. 


Escuchaba Purcell porque estaba pasando por un momento un poco sombrío de su novela, y Purcell la transportaba hacia el dolor. Debería haber mirado simplemente hacia donde deambulaba Milady, a oscuras. Tuvo que hacerlo al fin. Presa de la desesperación, Milady le pidió que quitara la música "¿No te das cuenta que me hace daño?". 


 La miró intentando verla, y sin quitar la música, jugando a adivinar, tentó: "ah, otra vez el pequeño hombrecillo calvo.Francamente no se cómo no te has aburrido aun." Fingió seguir escribiendo, esperando la reacción, que al brillar por su ausencia, la hizo temer , que posiblemente esta vez, hubiera llegado el aburrimiento o algo mucho peor.Se sorprendió al encontrarse con la imagen de una mujer sombría, oscurecida por las dudas y el dolor. El dolor, ese duende escondido tras las alegrías, unas hadas bromistas que siempre tienen que irse de vacaciones a lugares remotísimos. De no haber sido Violeta como era, de haber podido, la hubiera abrazado, le hubiera dicho al oído que no se preocupara, que el sufrimiento, cuando aun se es joven y bella, carece de sentido común.Todo se quedó  en eso, un pensamiento sin compartir, un cúmulo de sentimientos sin compartir, que es justamente lo que causa tanto dolor en una ruptura. "Bueno", acordó consigo misma, "tampoco interesa que se lo diga, para eso tiene a la bandada de zánganos alrededor que llaman por teléfono todo el santo día, y que parece que es lo único que han aprendido a decir". Estaba enfrascada en estas disertaciones cuando de pronto, Milady comenzó a sollozar. "Bua! Lo que me faltaba, que me de el coñazo con estos ataques de histeria mujeriles y no dejarme escribir" y sin darse cuenta se le escapó un: "¡Deja de preocuparte ya! Se enamorará de ti en cuanto lo dejes, como les ha venido pasando más o menos a todos los inútiles anteriores." 
El efecto fue francamente negativo, los accesos de llanto se tornaron ininterrumpidos y con grititos alternos con una frecuencia demasiado continua, cuyo resultado daba una especie de hipo que le sumaba un alto componente de ridiculez a la situación.
Se levantó prestamente de la silla y acercándose a su dolorida amiga, le dio una palmadita en el hombro, felicitándose por ser tan conocedora de lo que es conveniente hacer en estos casos y le dijo: "Tienes razón, tienes razón, no es buena idea dejarlo, ya no necesitamos que haya ningún enamorado en pena más dándonos la lata por aquí, llamándonos a cualquier hora. Casi que es mucho mejor arreglar las cosas.Dime, ¿qué ha pasado ahora? Ha desafinado más de la cuenta en el último concierto al que has ido a oirlo, regalándole tu maravillosa presencia? O tal vez, ¿has sentido celos?"  
 No obtuvo como respuesta más que más hipos y sonares de mocos, y palabras entrecortadas entre las que pudo intuir el clásico pero nunca pasado definitivamente de moda :"no me quiere como quiero que me quiera". Violeta tuvo que esforzarse para no reírse a carcajadas de la situación. Le resultó tan sorprendente el notar que pudieran cohabitar en una casa tan pero tan pequeña, que parecía casi un mismo cuerpo, dos mujeres tan diametralmente opuestas.




 Y haciendo un pequeño intervalo en la acción, yo les pregunto a los lectores, de manera retórica: ¿no han logrado percibir en incontables oportunidades, qué las mujeres, cuanto más nos dediquemos de lleno a cultivar nuestra inteligencia analítica, no logramos otra cosa que producir un quiebre con nuestra inteligencia intuitiva y emocional, y  para no morir, estas partes se dividen y crecen buscando la fortaleza,  para poder de esta forma contribuir al equilibrio,convirtiéndonos, de esta manera en hidras? 


 Al fin, Milady, terminó con las llantinas y pudo concederse a escuchar el cerebral discurso de Violeta, que dijo estas espontáneas palabras: "Encuentro verdaderamente penoso, que ese pequeño hombrecillo cuya mayor habilidad es tocar esos dos cajones que en la antiguedad eran llamados instrumentos, el uno con una manivela de automovil pasado completamente de moda y el otro a base de unas teclas para enanos de los bosques y un muelle de atizar el fuego, que escuchados individualmente pueden causar efectos variados en un rango que abarca desde el somnífero, hasta la enajenación momentánea, y comprendo, con dificultad, pero lo hago, que esta peculiaridad te parece algo rarísimo, irrepetible, y muchos otros adjetivos que lo dejarían bien parado, si fuera un ser mitológico, pero lamentablemente, es real. Existe, es pequeño,calvo, ostenta una gran tripa de cerveza, que no discuto competirá en tamaño con su gran corazón pero casi seguramente, serán ambos inversamente proporcionales a su pene. Tampoco importa esto demasiado, porque algunas mujeres como tu, son tan magníficas que logran hacer casi magia en la cama, así que le restaremos una importancia intrínseca en la cuestión. Lo que realmente es importante en estos aspectos, es que desde hace mucho tiempo, siglos, las mujeres estamos acostumbradas a adquirir. Queremos adquirir joyas, vestidos, enseres de todo tipo, incluso como si juntar tanta mierda no nos fuera suficiente, queremos "un marido". A menudo lo conseguimos, mucho antes de darnos cuenta que son, en su gran mayoría, objetos completamente vanos. En la antigüedad una los conseguía como proveedores de alimento, techo, y de toda la lista anterior de caprichos y claro está eran bastante necesarios para obtener un placer sexual momentáneo que inevitablemente, nos premiaría con la procreación. Es verdaderamente magnífico que los tiempos hayan cambiado tanto nuestra situación, y que penoso es para ellos, ya  que no solamente no los necesitamos, también nos podemos sentir muy afortunadas de poderlos ver en su verdadera magnitud. Te digo todo esto para que no sufras por algo que no tienes la menos necesidad de conservar si te ocasiona el más mínimo trastorno, no lo necesitas, si te gusta, consérvalo el tiempo que creas conveniente, pero no lo ames, tampoco es verdaderamente necesario, quiérelo si, pero no pierdas demasiado tiempo, en general son muy egoístas y bastante tontos, no ven más allá de sus propios miedos, lo que les hace ser  al final de sus tiempos penosamente infelices, por su naturaleza inútil. El amante es el mejor animal de compañía al que una mujer puede aspirar por un período de tiempo variable  y deshacerse de él sin necesitar de la eutanasia." 
Volviéndose,  encontró a Milady nuevamente rozagante, con su cascada de rizos negros, que enmarcaban en su cara oval una medio sonrisa que la convertían en un verdadero imán para un sin número de palurdos disminuidos, antes tan bien descritos.
 Por eso, señoras y señoritas, pueden llorar si lo desean, es muy bueno para limpiar los lagrimales, y prevenir las bolsas bajo los ojos, pero en todo caso es conveniente hacerlo con fines terapéuticos, y siempre acompañarse de dos pequeños espejos, para mirar nuestro exterior e  interior y sacar nuestras propias conclusiones de quiénes deberían realmente llorar, cuando ya no deseemos  adquirirlos.

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